Los guisos suelen precisar de una cocción larga y es probable que en alguna ocasión te haya pasado como a mí que tan solo un descuido bastó para estropear el resultado. No obstante, la temperatura y el tiempo también tienen mucho que ver. Por ello, a continuación te dejamos un par de consejos para que puedas arreglar el guiso que se te ha quemado.
Si detectas el olor a guiso quemado haz lo siguiente
Ve por otro recipiente: retira la olla del fuego rápidamente y pasa el guiso a otro recipiente u olla del mismo tamaño sin raspar el fondo.
Poner la cacerola en remojo: cuando un guiso se quema, la olla queda con la preparación pegada al fondo y es muy difícil de quitar. Por tanto, pon la olla en remojo con agua tibia, jabón y desengrasante para agilizar el proceso.
El sabor puede corregirse
No creas que el sabor del guiso no se pueda corregir, dado que una vez que lo hayas pasado a la cacerola, este seguramente sabrá mejor, dependiendo siempre y cuando de cuanto tiempo haya estado sin salsa o caldo.
Si has hecho un guiso con lentejas, seguramente estará incomible, dado que estas tienden a pegarse al fondo con rapidez y su olor a quemado estropea al resto de la preparación.
En cambio, si has hecho un guiso de pollo o un guiso albóndigas de carne con arroz, simplemente deberás no raspar el fondo de la olla y al cambiar a un recipiente nuevo dejar cocinar nuevamente a fuego mínimo con caldo, agua o salsa.
Si al guiso le falta un poco para finalizar de cocinarse, deberás pelar y cortar un par de patatas y colocarlas dentro de la olla para que absorba el olor a quemado. Continúa con la cocción y cuando esté por terminar, simplemente quita las patatas.
Recuerda que para que el guiso no se queme deberás estar atenta/o durante su cocción y cuando la salsa o el caldo comience a hervir, disminuir el fuego.